En Chile y en Latinoamérica tenemos muchas palabras que sirven para categorizar personas. Y aunque no es un concepto académico, ser un imbécil, o como decimos en chile “un saco de w**s” es algo que proporciona una comprensión compartida de algo que si bien no tiene una definición técnica «lo reconoces cuándo lo ves». El objetivo aquí es ofrecer información y categorizar de manera clara y desde la ciencia de la personalidad un patrón que probablemente reconozca intuitivamente. Utilizaré ejemplos de personajes ficticios conocidos por series o películas para ilustrarlos.
Clínicamente, hay tres tipos distintos de rasgos de personalidad socialmente disruptivos, conocidos como la «Tríada Oscura»: Psicopatía, Narcisismo y Maquiavelismo. Estos rasgos son dimensionales en el sentido de que todos caemos en algún lugar del espectro, pero solo quienes están muy arriba en dichas dimensiones pueden considerarse diagnosticables con el trastorno de personalidad antisocial. Si tiene curiosidad, puede realizar la prueba de personalidad Triada oscura en línea para ver en que grado ud. posee estos tres rasgos, en comparación con la población general.
La clave para comprender la tríada oscura es que, si bien los tres rasgos comparten una insensibilidad hacia los demás que fomenta la manipulación, lo hacen por distintas razones. Los psicópatas son impulsados por recompensas tangibles a corto plazo y se involucran en un comportamiento imprudente y antisocial para obtenerlas. Los maquiavélicos se alimentan de recompensas tangibles a largo plazo y elaborarán estrategias para conseguirlas. Los narcisistas están motivados por cualquier cosa que impulse su ego, ya sean recompensas tangibles o simples elogios que validan su imagen idealizada de sí mismos.
Psicopatía – Anton Chigurh (Sin lugar para los débiles)
Los psicópatas son los típicos villanos de las películas. Su emocionalidad es insensible y agresiva (manifestada como arrebatos de ira o incluso violencia física con poco o nulo remordimiento) y su comportamiento es impulsivo e irresponsable (a menudo descartando abiertamente la seguridad de ellos mismos o de los demás). Desafían activamente las normas y leyes, y utilizan el engaño y la manipulación para obtener ganancias o, lo que es más alarmante, para divertirse.
Aunque solo el 1-2 por ciento de las personas de la población general puede diagnosticarse clínicamente con un trastorno de personalidad antisocial (como se indica en el «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales» o DSM-5), lamentablemente están sobrerrepresentados en las grandes empresas, especialmente entre los directores ejecutivos. Las representaciones cinematográficas favoritas de psicópatas en corporaciones incluyen a Gordon Gekko en la película de 1987 «Wall Street» y Patrick Bateman en «American Psycho» de 2000.
Un aspecto único de los psicópatas es que tienden a tener un enfoque a corto plazo: por ejemplo, mienten para obtener una gratificación inmediata, incluso si esas mentiras comprometen sus ganancias a largo plazo. Otros comportamientos a corto plazo, como la imprudencia y la búsqueda de emociones, tienden a generar un comportamiento delictivo ambicioso e imprudente. Para leer más, recomiendo el libro, Serpientes en trajes: cuando los psicópatas van a trabajar. También el libro “hacia una ganancia global”
Maquiavelismo – Frank Underwood (House of Cards)
El maquiavélico es un manipulador estratégico y calculador que cree que el fin justifica cualquier medio. Si bien son tan manipuladores como los psicópatas, los maquiavélicos están mucho más orientados al futuro: planifican con anticipación, forman alianzas y mantienen cuidadosamente su reputación. Tienden a lograr lo último protegiendo a sus amigos cercanos y familiares de sus formas nefastas.
A diferencia de la psicopatía, que es en parte genética y rara vez remediable, el maquiavelismo puede ser más un “estado fluido” que un rasgo de personalidad permanente. Como sugirieron los experimentos de Milgram y Stanford, las personas normalmente prosociales pueden actuar de maneras sorprendentemente maquiavélicas cuando se encuentran en ciertas situaciones, bajo ciertas condiciones. De hecho, hay numerosos casos de líderes de grandes empresas, que parecen siendo genuinamente amables en sus vidas personales, actuan de manera sorprendentemente maquiavélica cuando sus empresas se enfrentan a dilemas financieros difíciles (por ejemplo, contratar empleados mercenarios y negarse a despedirlos). La cultura corporativa, particularmente en empresas altamente competitivas fomenta ese comportamiento al glorificar a los líderes que «hacen lo que sea necesario» para garantizar que su empresa sobreviva y tenga éxito.
Para leer más, recomiendo los libros clásicos El príncipe de Maquiavelo y El arte de la guerra de Sun Tzu, y para una interpretación más moderna, Las 48 leyes del poder de Robert Greene.
Narcisismo – Tony Stark (Iron Man)
La mayoría de la gente está familiarizada con las características más obvias del narcisismo: la grandiosa confianza en sí mismo y el egocentrismo, que se manifiesta como engreído y egoísta. Sin embargo, el narcisista es en realidad muy inseguro y está en una búsqueda interminable de refuerzo del ego, que puede ir tan lejos como para engañarse a sí mismo. Los narcisistas parecen creer en sus propios alardes y se sienten con derecho, incluso cuando se les muestra que están exagerando su competencia.
Emocionalmente, los narcisistas sienten ira y agresión si su frágil ego se ve amenazado, en lo que se conoce como «rabia narcisista». Dado que establecer una verdadera intimidad los hace sentirse vulnerables, sus relaciones tienden a ser superficiales y poco comprensivas. Conductualmente, tienden a actuar de manera antagónica hacia los demás – manipulando, mintiendo y amenazando para llegar a los resultados deseados – y participando en actos desinhibidos que son irresponsables, impulsivos o arriesgados para parecer emocionantes o atrevidos.
Es importante notar que cierto grado de ego es realmente saludable y necesario para formar un sentido de sí mismo resistente, que le permita a uno perseverar en tiempos difíciles. La diferencia está en que la autoconfianza saludable es una actitud basada en logros reales, valores y respeto hacia uno mismo y hacia los demás, mientras que la autoconfianza narcisista es en realidad una defensa psicológica contra el sentimiento de inferioridad subyacente (por eso se la conoce como «narcisismo maligno”)
En algún momento de sus vidas, alrededor del 6% de las personas cumplirán los criterios completos para el trastorno de personalidad narcisista, y más hombres (casi 8%) que mujeres (casi 5 %) calificarán. Al igual que con el resto de la Tríada Oscura, los narcisistas están sobrerrepresentados entre los líderes, especialmente los líderes de las naciones. Para una perspectiva sobre cómo se desarrolla el narcisismo, recomiendo el libro de Alice Miller, El drama del niño dotado.